El agua residual aún caliente abocada desde el fregadero, la lavadora o el lavavajillas entra en la cámara separadora de grasas, donde queda retenida el tiempo suficiente para enfriarse y liberar las grasas disueltas, las cuales, por su baja densidad, ascienden a la superficie, donde quedan retenidas. El agua de salida se toma del punto más bajo de la cámara separadora de grasas, donde la presencia de grasas es prácticamente inexistente.
Es aconsejable instalar la cámara separadora de las grasas lo más cerca posible de la cocina, para que el agua no se enfríe y libere las grasas antes de su llegada.
Es importante que el afluente con contenido de grasas esté canalizando independientemente de las aguas fecales.